Pisaba la tierra de don Juan, que a doña Inés ruborizaba. Tentaba los adoquines que poesías de Bécquer declamaban.
La visión de las cosas desde la tranquilidad de los momentos. Porque el día da instantes para la reflexión.
domingo, 30 de agosto de 2015
Errante (a Sevilla)
Pisaba la tierra de don Juan, que a doña Inés ruborizaba. Tentaba los adoquines que poesías de Bécquer declamaban.
sábado, 29 de agosto de 2015
Sentimientos y sentidos
jueves, 27 de agosto de 2015
Memorias de aquella Isla: De los silencios
Dolores. Las que rezan sus mañanas de cantos de gallos que desperezan en sus azoteas. De casas reencaladas, que guardan la esencia de los moradores que se resguardaron al abrigo del templo grande.
lunes, 24 de agosto de 2015
¡Despierta!
A veces ves un océano en lo que te rodea. Crees que estas solo, te sientes perdido, te notas quemado por un sol inexistente que te abrasa el alma. Tu garganta se seca porque le falta el agua que te da la vida, el hastío te hace pensar que no hay salida, y flotas dando vueltas sin saber -sin importarte- dónde acabarás.
Te dejas arrastrar por el oleaje de la incertidumbre, permites que tu espíritu se sumerja hacia una negra profundidad. A veces, sientes que te ahogas; te falta el aire, la ansiedad agudiza la asfixia, el corazón redobla más que palpita, como el líquido que sale a presión es la sangre por tus venas. Es la vida que notas como se te va.
Sin fuerzas, sin aliento, sin ganas, sin interés, sin sentido, eres presa de ese universo de la desesperanza que te absorbe hasta su fondo, sin piedad. Esqueletos de los recuerdos; oxidados tesoros que algunos tiraron al mar. Fantasmas que te atrapan para que les acompañes en su viaje en una incierta eternidad.
Abre los ojos, pisa el suelo que no se hundirá. Mira aquel proceloso mar de las angustias, y ponte a nadar. Olvida qué hay debajo de ti, patalea como si en tus piernas un motor tuvieras. No eches la vista atrás. No hagas caso a los cantos de sirenas, que son las voces de la tristeza. ¡Despierta! Que la vida sigue, aunque las lágrimas no te la permitan vislumbrar.
(Imagen Ángel Cuéllar)
domingo, 23 de agosto de 2015
La carta
Guardo aquella carta, escrita en letras de color azul, con la ilusión de una niña y el olor que, con ese amor que solo ofrece la juventud, las perfumabas.
Echo de menos la emoción de abrir el buzón, de rasgar el sobre, de desplegar el papel que, bendita inocencia, con un corazón en cada esquina sellabas.
Recuerdo la ilusión de responder. Los folios tachados, desechados en un rincón de la mesa, en el intento de encontrar la frase que te desarmara.
Rememoro con nostalgia buscar el momento para descargar mis ansias mientras, por el tapiz, la tinta -grito mudo- en cada trazo te llamaba.
Ahora, los frios caracteres en negro, intentan imitar los sentimientos en el inerte muro de cristal de una pantalla. Somos aún los dos, pero algo falta.
La poesía en una misiva, la pasión en cada línea, sentir que tocaba donde antes tus manos habían estado apoyadas. Vibrar con un borrón, y adivinar qué pensabas.
En un cajón de mi escritorio, dentro de un libro a medio leer, sin querer perderla de vista, sabiendo que puedo tocarla, guardo con celo tu última carta.
viernes, 14 de agosto de 2015
Heridas
cuánto se me desgarra cuando te toco y te retiras,
cómo se desgaja cuando al llamarte no me responde tu sonrisa.
Piensa en un cuchillo cuando se afila, en un cristal, en una guillotina...
Así mi alma mortificas.
Lo oculto se exterioriza.
El alma llora, palpita, grita.
cuando el corazón se encoge porque la sangre no le da vida,
cose tus trozos, alma mía, que no habrá cariño que te deje sin heridas
Loco
Llamarme loco porque quiero reflejarme en tu mirada.
Beber de tus palabras.
Electrificarme cuando mis dedos con los tuyos se enlazan.
Llamarme loco porque busco navegar por tus lágrimas.
Surcar tu sonrisa.
Respirar de los suspiros que exhalas cuando dices que me amas.
Llamarme loco porque necesito el alimento de tus caricias.
Bañarme en tu piel salina.
Robarte cada segundo por el que el reloj de mi corazón palpita.
¿Me llamas loco por querer de ti hasta la peor de tus iras?
¿Cada bocanada de tu vida?
Loco estaría si no quisiera compartir contigo esta locura mía.
viernes, 7 de agosto de 2015
Tiempo relativo
martes, 4 de agosto de 2015
Poesía natural
lunes, 3 de agosto de 2015
Carta de un padre aturdido
PatrimoniArte
Tuve la dicha de participar en un evento el pasado día 31 de julio: Islacultura le denominaron.
Allá donde se pierde la noción del tiempo -y casi te pasas de largo a no ser que, a quien le corresponda, le dé por poner algún cartelito más que señale el camino-, junto a la playa del Castillo (para el de la tierra, Camposoto), pude disfrutar como un niño degustando cultura con sal. Sal, como la que nos arropaba en aquel paraje natural tan desconocido para el mismo isleño; sal, como la que se adivinaba en el aire y que el viento, fresco como él solo, nos arrimaba a la mismísima pituitaria. Sal, como la de los artistas que, hasta que no tuve más remedio que marcharme, destilaban en cada momento anunciado. Hasta yo mismo tuve el honor de poner un granito, aunque con más nervios que un bisté de a real (que diría mi padre).
Eran gente de La Isla. Gente de mi pueblo, o relacionado íntimamente con él. Gente que tenía el común denominador de exportar aquellas artes en las que se manejan, en sus distintas categorías, mostrándolas a un público con ganas de pasar un buen rato.Y a fe cierta que así fue.
Reconozco que entre tanto escritor, músico, escultor, artista gráfico..., yo desentonaba como una ficha de parchís en un ajedrez, pero allí me planté. Sin saber qué iba a hacer. Por un momento, incluso, estuve a punto de irme. ¿Qué hacía un mindundi de las letras en un acto así? De tal guisa me presenté, y así me considero en un mundo tan complejo como ese?
¡Juan Antonio Carrasco! -espetó Antonio Díaz, preguntándose quién narices era ese que, tras Daniel Fopiani, aún no se había acercado al atril.
Me aproximé con una expresión en el rostro de sí, soy yo. Llevaba dos folios doblados. Uno, con una poesía que, finalmente, no declamé -con seguridad, más que declamado, el poema me hubiera reclamado daños y perjuicios-. Otro, con un proyecto ilusionado que, al final, fue lo que leí.
Bueno... A fin de cuentas era para dar a conocer el patrimonio humano que San Fernando posee en el ámbito cultural.
Entre lecturas, cante, acordes, retratos, cine, esculturas, se distinguía un movimiento nervioso de los organizadores. Gente de La Isla (no me importa repetirlo, aunque sea una incorrección literaria), que tuvieron un anhelo y lograron hacerlo realidad
Visto lo visto y disfrutado lo disfrutado, como bien he oído, ya hay quien habla de un Islacultura 2016. No sé si los tertulianos de Rayuela, los responsables, considerarán repetir la experiencia -deseo que sí-, pero está claro que en esta tierra, donde han nacido afamados personajes de las diversas artes, hay que patrimoniarse.
Hemos tardado años en concienciarnos que tenemos un gran patrimonio desaprovechado, cuando no se ha perdido por mor de hacer crecer una ciudad sin mirar qué se derrumbaba, qué se ocultaba bajo nuevos cimientos.
Es una nueva percepción, nacida de la inquietud de cañaillas que aman su ciudad. Desde la creación de un Café-Lectura en plena callerreal, para más inri frente al mismísimo palacio consistorial -una grandísima obra de la arquitectura de la bahía gaditana-, hasta la consolidación de un grupo de amantes de nuestra herencia a lo largo de siglos, formado por especialistas en el mismo o relacionados con él de algún modo, como es Patrimonio La Isla, pasando por el hecho de contar con una Academia de las Ciencias y las Letras propia -la de San Romualdo-, un Observatorio, una impresionante biblioteca desconocida (otro expediente X) como la del General Lobo, y no sé cuanta cultura más derrochada por nuestra limitada geografía de esteros y mares.
Y no. No me importa seguir errando al repetir palabras como, por ejemplo, CULTURA.
Parafraseando, como bien dijo María del Carmen Orcero -una de las organizadoras y miembro de Rayuela-, hay que hacer notar que cuando se pisa La Isla, esta está alfombrada de cultura.
PatrimoniArte es la mejor forma de colaborar.
¿Qué es patrimoniarse? Participar, hacer participar y ayudar con la simple presencia -el mejor activo del ciudadano es hacerse notar- a reclamar a instituciones públicas o privadas que este pueblo está, de nuevo, por descubrir. Aunque por embajadores de renombre no será.
(Imágenes de Leonor Montañés, Andalucía Información y El Castillo de San Fernando)
sábado, 1 de agosto de 2015
Breve poema del amor perfecto
Ese amor perfecto.
Ese que conjuga verso y beso.
Ese que palpita y crepita.
Ese que eleva al cielo,
que juega a ser perverso.
Ese que es quererse en lo imperfecto.