Respiraba mi corazón a ciento cuarenta pulsaciones por minuto, latían mis suspiros como si el aire me faltara.
Mi sangre pensaba como el rayo por mis venas, alterando mi mente ordenada
Mis ojos olían el perfume que tu cuerpo emanaba.
Mis oídos leían tu mirada que me susurraba.
Llegaste, y contigo llegó la incoherencia que mis sentidos perturbaba.
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