Tienes a mi corazón bombardeándote versos que se disparan en cada latido,
y en mi pecho explota -ay, bombas-
tu mirada, tu sonrisa, tu voz, tus caricias, hasta el más pequeño guiño.
Tienes a mi alma en vilo,
esperando la artillería de tus besos
para que hagas saltar en mil pedazos
las trincheras de mis sentidos.
Tienes, amada enemiga,
la bandera blanca ondeando mi rendición. Mi labios proclaman tu conquista; palpitan nerviosas mis manos alzadas mientras me entrego a tu delirio.